Renuévame.
cada mañana, torbellino.
Despuntado en la alborada de tus narices frías
me despiertas en la almohada.
Con el brillo de tus ojos nuevos
recupérame una vez más a la jornada
Abre los míos; ojala con tu mirada
para evocar cada mañana
las rondas que suceden.
Corre nuevamente entre las flores
bajo la lluvia del arroz del alba
y al repique de la campana del colegio,
permútame el desvelo.
Parte nuestro pan de leche y miel en dos
con el arma blanca y sonriente
de tu mirada recién casada.
Lo comparto porque escucho tu jadeo.
Yo también prefiero un desayuno ardiendo.
Estás feliz de verme
de la punta de la cola hasta tu velo.
Sostenme
estoy calificado para amarte.
Lánzame a la vida como el grano de los trigos
y sobre el firmamento de las calles
despídeme.
Has conmigo el pan que se reparte
en las risotadas de escolares al recreo.
Entonces repárteme.
Renuévame con lengüetazos
y no destroces mis sandalias.
Lo permito sólo con el diario.
Hazme cotidiano. Restáurame.
Y regrésame a la vida cada día
con el meneo de tu cola
esa contraseña que inventaste
para mi resurrección cada alborada.
cada mañana, torbellino.
Despuntado en la alborada de tus narices frías
me despiertas en la almohada.
Con el brillo de tus ojos nuevos
recupérame una vez más a la jornada
Abre los míos; ojala con tu mirada
para evocar cada mañana
las rondas que suceden.
Corre nuevamente entre las flores
bajo la lluvia del arroz del alba
y al repique de la campana del colegio,
permútame el desvelo.
Parte nuestro pan de leche y miel en dos
con el arma blanca y sonriente
de tu mirada recién casada.
Lo comparto porque escucho tu jadeo.
Yo también prefiero un desayuno ardiendo.
Estás feliz de verme
de la punta de la cola hasta tu velo.
Sostenme
estoy calificado para amarte.
Lánzame a la vida como el grano de los trigos
y sobre el firmamento de las calles
despídeme.
Has conmigo el pan que se reparte
en las risotadas de escolares al recreo.
Entonces repárteme.
Renuévame con lengüetazos
y no destroces mis sandalias.
Lo permito sólo con el diario.
Hazme cotidiano. Restáurame.
Y regrésame a la vida cada día
con el meneo de tu cola
esa contraseña que inventaste
para mi resurrección cada alborada.