martes

EN TI


Ayer miré todas las fases de la luna
y vi que la Tierra la besa y la desbesa
con sus lunas nuevas, llenas o menguantes.

Vi que el período lunar tiene doce lunaciones
como el almanaque de la Mesopotamia.

Y celebra el Año Nuevo a partir de cero
como debe ser desde el tiempo inmemorial.

Vi que la Tierra azul viaja alrededor del Sol brillante
y que se aman y se desaman en auroras y crepúsculos
y a veces se malquieren con eclipses
como si fueran  ilegibles efemérides de egipcios.

Un río de estrellas en el apogeo de las lluvias
me ha cruzado el alma con crecidas
y en la cumbre del hartazgo

lo he vencido con sequías y desprecios
o apagones más profundos que la nada.

Pero he sido bendecido con la siembra de pequeñas luces
y con el crecimiento fulgurante de mis huellas
o si quieres
con la cosecha abundante de constelaciones
que es la infinita suma de mis hijos incendiarios
y ritual eterno de un nacimiento universal.

Cada noche de solsticio o de equinoccio
me sorprende que aún se sumen más estrellas
a esta belleza de tal naturaleza.

Creí en la estrella más brillante y descreí con las fugaces.
También caminé encandilado tras la sombra de una estela
Y tuve mi historia conveniente como todo principiante.

Por eso, cada noche
cuando miro el cielo ennegrecido con sus brillos diamantados
pienso en ti
como si yo fuera una roca flotando en el ancho firmamento
y tú una estrella que me hace luz
y me mantiene iluminado
haciéndome creer que soy un gran cometa
cruzando el Universo de tu inmenso afecto.

¿Te das cuenta?
Estoy en armonía con la Creación gracias a ti.

De un u otro modo se regresa siempre al punto de partida.