Muerte;
os faltan muchos dientes para dar tu dentella
os faltan muchos dientes para dar tu dentella
Ay mi lastimera
voy llegando a la postrera en vez primera.
Lo digo velozmente sin temer a las secuelas de tu masticada.
Pasará de largo esa culpable
batiendo sus mohosas
que no ceden su apetito a mis carnes nuevas.
Al menos
es lo que sueña mi voraz deseo.
Pero anciana; es la carne nueva la que mata
hoz a hoz esa mordida
la que va acortando tus pisadas
con las cuchilladas cotidianas
con su púber sexo en la bandada en sus primeros filos
según cuentan esos viejos familiares que murieron.
Pasto tierno en el corazón hacia la vida
bueyes viejos temerarios con la muerte
ya no alcanzan los festejos que tañeron los efebos
y ni valen los dolientes llantos o mancebos.
Pasan las pisadas sin tocar esos talones
y sin reconocer esas zancadas escolares
va el presagio adolescente en la misma retirada
desfilando con sus batallones triturados.
Esos dientes que te faltan
sin sonrisas verdaderas
son sin rosas agoreras
las primeras estocadas que me pudren
unas
las últimas palabras que me faltan
otras.
¡Esa es la cuestión de tanta carcajada!
Sin saber a quién diriges esta excomunión
y la misma puñalada
matas con la saña dócilmente atragantada.
Adiós a la faltante lastimera en el carcaj.
Con la misma flecha de Cupido
esa muerta te atraviesa el corazón al fin de cuentas
mansamente.
Lanza de una sola vez tu vil saeta que te espera
a la vuelta de la esquina y al final del breve callejón.
Atentamente
La postrera.