Manuel nació ayer.
Se vestirá de ángel y de mago en el jardín.
Le explicará a mamá
la tremenda diferencia entre el círculo y la esfera.
Durante un tiempo
no sabrá lo que es ni un dolor de muelas.
Será un genio.
Conocerá los desiertos mucho antes que el vacío
y verá cuan diferente es el viento sobre el mar
y la lluvia tibia de las lágrimas
del agua fría que corre en la montaña.
Caminará con gran cautela en dirección a la pizarra
como si fuera en dirección al círculo polar.
Será un aventurero.
Mirará hacia qué lado gastaron esas suelas
y sabrá lo que es un nudo ciego
antes que el nudo en la corbata.
Algún día preguntará por las estrellas
y le dirán que allí está el fuego,
guía de navegaciones y tantas religiones.
Será astronauta.
Manuel dará besos tiernos a sus abuelos
cuando lo lleven a conocer los rascacielos
Frecuentará el zoológico, conocerá la fauna
mucho antes de saber quien
de verdad
está dentro de una jaula.
Será intuitivo.
Conocerá el aburrimiento porque es día domingo
y la estridente euforia de los niños en los recreos
Estará feliz Manuel junto a los peces
mucho antes de saber que se les come
y que eso a veces entristece.
Será un niño satisfecho.
Juntará las manos para rezar el padre nuestro
sin saber por qué pedimos que traiga a nosotros su reino
hasta saber que es mejor juntar todas las manos
que las manos propias
y esperar que algún día
le abracen con pasión las manos claveteadas
Será bienaventurado
Manuel será el niño enamorado de su profesora
y tendrá el mérito de ganarse todos los diplomas
será el más amado por sus compañeros
mucho antes de saber qué son los hematomas
que producen esos viles y tanto fusilero.
Será un niño afortunado.
Manuel nació sólo ayer
y sus padres están llenos de contento
mucho antes de saber que no es él, ni ella.
Siempre le tengo un pánico feroz
a esa ruleta que llaman nacimiento.