Buenos días voz.
Buen día vocablo.
Buenos días grito.
Alarido tenga usted también sus buenos días.
Sale el trino de mi oído hacia el pájaro individuo
al tropezar la tecla negra en el sonido.
Diga usted si ha escuchado alguna queja
señor silencio y asesino
La patética bisagra emitió su carraspera en la película
por donde pasa el miedo
y usted pensó que era la voz de su conciencia
por donde vociferó el olvido.
Es por eso que a veces se escuchan los chirridos.
Mas son los ecos sordos de las culpas,
la estridencia delicada del nombre enmudecido
porque usted calló
a esa espira cantarina del amor
que brotó del otro corazón bramando
y pasó a su lado en el más pleno sigilo.
A pesar de aquel clamor ruidoso que golpeaba
con portazos estruendosos en su corazón vacío
usted no dijo nada
Ni siquiera el horizonte escueto de sus labios
balbuceó palabra alguna
cuando el ave le cantó en aquella esquina
Callado está su domicilio
El aire se desnuda de sus roces
o del tiempo el péndulo se aquieta
no se escucha nada
ni el tedio del respiro en esta casa.
Ya es blandamente tarde para hablar
señor silencio
y para amar.