Padre nuestro que estás en las glorias
más allá de la estratósfera remota
que contaminó la sonda Diez.
Te pienso en el espacio de mi texto
que puede llegar ser poético
si te concentras como ilota en el dedo chico de tu pie.
Lo de padre nuestro que estás en los cielos
es una monserga, un caramelo, una frase cualquiera
un atrevimiento descarado
sobre todo en la parte nuestra de la fauna
apretujada en tu lata de jurel tipo salmón o tu planeta.
Tú reino ya no viene hacia nosotros
desde el abismo con viejas ecuaciones euclidianas
y la retórica monserga se nos va porque no es.
Giramos en los círculos del sol,
desnudamos la cuántica mecánica,
incluso, te pensamos como rosa
más allá de la estratósfera remota
que contaminó la sonda Diez.
Te pienso en el espacio de mi texto
que puede llegar ser poético
si te concentras como ilota en el dedo chico de tu pie.
Lo de padre nuestro que estás en los cielos
es una monserga, un caramelo, una frase cualquiera
un atrevimiento descarado
sobre todo en la parte nuestra de la fauna
apretujada en tu lata de jurel tipo salmón o tu planeta.
Tú reino ya no viene hacia nosotros
desde el abismo con viejas ecuaciones euclidianas
y la retórica monserga se nos va porque no es.
Giramos en los círculos del sol,
desnudamos la cuántica mecánica,
incluso, te pensamos como rosa
sospechosa, vil, satánica
Metáfora sutil y fantasiosa
que imita el sentimiento cándido
de mágicas trompetas frente al mar
cuando explotan tus volcanes con su lava
y me dejas taciturno impresionado
por tu poder de nigromante.
Pero no es cierto
prefiero mi bullicio gregoriano
el que te dije era la mía misa y su dolor
cuando me ausento de tu nada.
¿Quién iba a decir que en la curva de la luz
verían el color felino de tus ojos?
¿O que en la energía oscura
estaría tu inmenso escote femenino?
Créete de mí querido macho
más que de todo espino ardiendo
que no tienes nada de secreto
ni me apuntes con tu dedo masculino
al salir de mi conciencia como quien sale del templo
feliz porque dejo su diezmo.
No me toques
No me abuses.
No se escucha el vozarrón viril
partiendo aguas o tu ira sobre crédulos barbones.
Más bien nos mofamos de tus sosos elegidos
proclamados con bostezos purpurados
en templos afelpados de cabrón y penitencias.
El dolor de espalda no es ni dios
Adoramos el ibuprofeno, la manteca y amplia alamedas
con sombras, balancines y farmacias
donde recibo mi descuento por un beso.
Por lo cual a veces suenan mil tambores
derrumbando mis visiones o murallas
que del infierno son compuertas
y apenas mi oración es leve aliento
cuando creí que era un poema.
Vale másla Ley de Tránsito, decretos y tratados
que el decálogo completo
con tu hostia blanca sangre y seca
donde escribo mi pleroma agonizante
Entre cielo y tierra
ya no hay nada más si no mi pie
y de algo que te odia mucho
Por ello aplico suelas entre tú y yo
porque pisar descalzo es palpar
alguna cabeza de serpiente
o tu rostro muerto en la batalla
preguntando: ¿eres tú Miguel?
En la playa escribes cartas como olas
sin pasar tu lengua amarga por la goma de mis tumbas.
Sobre abierto
es la temporada de verano en pleno infierno
con sus dogmas.
Te daría un saludo al toparte en la basura
porque siempre vas al agua muerta
del mar de mis desprecios.
No te hagas más sordo que las piedras por favor
Dejémoslas tranquilas,
son la sangre seca de tus burlas.
Estrellas
que han dejado de soñar en ser tus luces
Están
irremediablemente muertas.
Escucho trancos silenciosos o místicas piruetas
de motociclistas, sabihondos y porristas
que me cobran por el agua por el aire y por la vida
que dicen que regalas
pero por dios que sale cara.
Apenas cáscara me pones
entre la vida mía y esas muertes que me vienen
apuntando hacia mis sienes
y de una vez por todas deja entrar mi cuerpo
al aire puro de mis sueños donde NO habitas
al vértigo de luz
Metáfora sutil y fantasiosa
que imita el sentimiento cándido
de mágicas trompetas frente al mar
cuando explotan tus volcanes con su lava
y me dejas taciturno impresionado
por tu poder de nigromante.
Pero no es cierto
prefiero mi bullicio gregoriano
el que te dije era la mía misa y su dolor
cuando me ausento de tu nada.
¿Quién iba a decir que en la curva de la luz
verían el color felino de tus ojos?
¿O que en la energía oscura
estaría tu inmenso escote femenino?
Créete de mí querido macho
más que de todo espino ardiendo
que no tienes nada de secreto
ni me apuntes con tu dedo masculino
al salir de mi conciencia como quien sale del templo
feliz porque dejo su diezmo.
No me toques
No me abuses.
No se escucha el vozarrón viril
partiendo aguas o tu ira sobre crédulos barbones.
Más bien nos mofamos de tus sosos elegidos
proclamados con bostezos purpurados
en templos afelpados de cabrón y penitencias.
El dolor de espalda no es ni dios
Adoramos el ibuprofeno, la manteca y amplia alamedas
con sombras, balancines y farmacias
donde recibo mi descuento por un beso.
Por lo cual a veces suenan mil tambores
derrumbando mis visiones o murallas
que del infierno son compuertas
y apenas mi oración es leve aliento
cuando creí que era un poema.
Vale más
que el decálogo completo
con tu hostia blanca sangre y seca
donde escribo mi pleroma agonizante
Entre cielo y tierra
ya no hay nada más si no mi pie
y de algo que te odia mucho
Por ello aplico suelas entre tú y yo
porque pisar descalzo es palpar
alguna cabeza de serpiente
o tu rostro muerto en la batalla
preguntando: ¿eres tú Miguel?
En la playa escribes cartas como olas
sin pasar tu lengua amarga por la goma de mis tumbas.
Sobre abierto
es la temporada de verano en pleno infierno
con sus dogmas.
Te daría un saludo al toparte en la basura
porque siempre vas al agua muerta
del mar de mis desprecios.
No te hagas más sordo que las piedras por favor
Dejémoslas tranquilas,
son la sangre seca de tus burlas.
Estrellas
que han dejado de soñar en ser tus luces
Están
irremediablemente muertas.
Escucho trancos silenciosos o místicas piruetas
de motociclistas, sabihondos y porristas
que me cobran por el agua por el aire y por la vida
que dicen que regalas
pero por dios que sale cara.
Apenas cáscara me pones
entre la vida mía y esas muertes que me vienen
apuntando hacia mis sienes
y de una vez por todas deja entrar mi cuerpo
al aire puro de mis sueños donde NO habitas
al vértigo de luz
y de mi carne abierta
donde el cáncer es mi águila perfecta.
Es notorio tu bostezo en mi ombligo donde nadas
y en mi espuma de la playa de tus cielos
naufraga mi regalo navideño
y mi beso purifica tu esqueleto inmenso.
Me estoy bronceando con mi Protector Solar
posado en la arena de mi Ángel dela Guarda que es su pierna
ni más ni menos que jeringa en vena abierta
me navego.
Herido apenas por mi esternón rosado me bronceo
y poso a gusto desolado
me paseo.
Te me acercas con tus modos rutinarios
con dolor de huesos repentino
con lesiones y cojeras, reducciones y chantaje
y ese extraño amor por los recuerdos
que desgarra las columnas en los rayos de mi pecho
y no te creo.
Desafinas en el coro de la iglesia
que es mi cráneo bello con acantilados
donde llegan tus cernícalos terribles
a cuidar los huevos nulos
que chupan mis neuronas
que son naves llenas de polen venenoso
y contaminan.
Equivocas mis fechas de garbos y retornos
Te me quejas de mis clavos los azotes y pecados
que son recién nacidos y rabiosos
porque el mayor de todos lo he borrado.
Pido que te sometan a proceso
Con orden de arraigo permanente en el santuario
por mórbidas acciones destructivas
y tus plagas que acosan las ciudades
y sobre todo tu amenaza apocalíptica creíble
sobre mi fondo de pensiones.
Dime dónde te demando
Para que de una vez por todas des
aunque sea un canapé por aludido.
Non escuches mal, no quiero bendición pido
una sonrisa amable para todos
para que brote la perfecta luz del vino
porque mi cuerpo es sedienta copa
y tan inútil
como un Hijo.
donde el cáncer es mi águila perfecta.
Es notorio tu bostezo en mi ombligo donde nadas
y en mi espuma de la playa de tus cielos
naufraga mi regalo navideño
y mi beso purifica tu esqueleto inmenso.
Me estoy bronceando con mi Protector Solar
posado en la arena de mi Ángel de
ni más ni menos que jeringa en vena abierta
me navego.
Herido apenas por mi esternón rosado me bronceo
y poso a gusto desolado
me paseo.
Te me acercas con tus modos rutinarios
con dolor de huesos repentino
con lesiones y cojeras, reducciones y chantaje
y ese extraño amor por los recuerdos
que desgarra las columnas en los rayos de mi pecho
y no te creo.
Desafinas en el coro de la iglesia
que es mi cráneo bello con acantilados
donde llegan tus cernícalos terribles
a cuidar los huevos nulos
que chupan mis neuronas
que son naves llenas de polen venenoso
y contaminan.
Equivocas mis fechas de garbos y retornos
Te me quejas de mis clavos los azotes y pecados
que son recién nacidos y rabiosos
porque el mayor de todos lo he borrado.
Pido que te sometan a proceso
Con orden de arraigo permanente en el santuario
por mórbidas acciones destructivas
y tus plagas que acosan las ciudades
y sobre todo tu amenaza apocalíptica creíble
sobre mi fondo de pensiones.
Dime dónde te demando
Para que de una vez por todas des
aunque sea un canapé por aludido.
Non escuches mal, no quiero bendición pido
una sonrisa amable para todos
para que brote la perfecta luz del vino
porque mi cuerpo es sedienta copa
y tan inútil
como un Hijo.