lunes

ANIMAL FRUTAL

No he de perdonarte ni en la tregua que me pides
ni en la distancia que me pones, ni por si acaso.
He de castigarte entre las piedras y en tu carne blanda
la colgada en el frio gancho que cosía las palabras
arrimada al regazo de mi matadero infierno
A ti te digo, rescatada,

En la hecatombe de lecturas mutuas
con fogata iluminata
entre tu vena y la mía no existían paralelas
era un solo rió de la plata agradecido.
Te lo canto con mi voz de inundaciones y de luto
vena a vena.

En la nevada cumbre de montañas puntiagudas
no cabe la pradera de tu patria
como sí caben tus glúteos aromados
territorio de sabores de mi suave idioma
con lamidos y suspiros insertados.

Zurcida en la lluvia gruesa que calaste hasta mis huesos
y en la polvareda de los trenes viejos
o en tus noticieros prometiendo sexo ilimitado
no te absuelvo ni siquiera de peinados
ni el tatuaje genital de ese triste colchón matrimonial
aportillado por tu dieta rebosante
de algún déspota y casero.


En el inicio de tu abrazo de ceniza
en tu discurso de fantasma kilométrico
en tus días llenos de agujeros
y en tus pequeños senos de leve tripulante
en los ríos de Manrique, en la poza de Narciso
y en la gota pura de mi lluvia dura, no te absuelvo.

Hueras primaveras 

fueron cartas donde fuiste reina de barajas, miel, azahar 
y todas esa cosas tibias de las cuales carecías
a pesar del blanco doctorado de tu delantal virtuoso
y el evangelio venenoso de tu desnudo torso.

Se acabó mi presupuesto de poemas, mi querida
y estás al debe.

De los besos y suspiros, me bastaron tus quejidos
y las cartas de correos con palomas mensajeras anodinas.

Lapidaré cada farol
al que tiraste tus incendios simulados
y pondré a remojo frío tus promesas aunque sonrías.

De esa boca que mordí desesperado
sin derecho a ni un olvido
de mi pijama galopante sedicioso humedecido
no tengo ni pesares ni deudas que cobrar
por lo cual en paz no más estamos.

A pesar del encuadernado añil que me has impuesto
en mi casa de ejercicios, el gimnasio y mi taller
es razonable pensar que hablo adolorido
y que esperabas del balazo acontecido
mi beso de neutrino, imperial saludo de mis vicios
pues te beso entonces, con pasión de pleno olvido.

Pero no puedo

Estoy contracturado con tu cabeza aquí en la mesa
Mirándote con risas,  carcajadas de contenta
Espero que al menos tengas dolores de cabeza
y la decencia de reír feliz y a plena ausencia
de mi facha ridícula y amena.

Necesito tus masajes cerebrales
a los cuales estoy aclimatado
no tengo pasiones, religiones ni timbre en mis escritos
para salir de mi ciudad amurallada
y galopar sobre las grupas de las viejas
ni en riñones con sus cálculos de abuela
a proclamar necesidades de ayatola
pues te sueño cuando quiero y puedo.
Me contengo.

No alcanza para tanto mi delirio
del cual tengo tu marca registrada
y aunque nadie te nombre en la lista de asistencia
te retengo en las posturas acordadas.

Con mi discurso diputado y socialista
y mejor aún, de contorsionista impío
sigo complaciente atiborrado y seductor glotón sexual
caliente de tus largas piernas y tu flexión dorsal.

Pero nunca es para tanto
pues aquí me tengo
dando un bote de pelota como un basquetbolista
esperando el minuto del emboque
para el triple en tu cuaderno de animita
que solo dice de cesáreas, trasplantes y ecuaciones
pero calla de tu vuelta de carnero
que no avanza y retrocede.

En ese libro que no escribes por tus raros arrebatos
o que musitas para dentro con violencia
como coito inverso te estoy pariendo
y plenamente poseyendo aunque no quieras
te penetro en todo el texto.

Precaria es tu victoria y casi vano
tu vuelo de paloma a través de mi adúltero telégrafo
con la carta que tenías bajo el brazo
de chupones, moretones en tu sádica nirvana.

Siempre supe de tus secretos pliegues y misiles
Y por algo tus labios fueron duros
cuando a este imbécil confundiste con el cielo
de universo paralelos y semáforo de rutas en deshielo.

En la cita ciega de tus rulos y en tus novios viejos
que recuerdas sobre ti desnudos, son fósiles cornudos
juguetes divertidos, próceres de tu vago olvido

Me tengo entonces lleno el esqueleto hasta diciembre
en pleno enero como todo novio en desconsuelo.

Como dedos destinados al pulido del talento ungido
o cariátides del griego absurdo empapando sutilezas
aparto el presupuesto del boleto y la estridencia
digo y lo sostengo, como cuelgan las maletas
del rodoviario presintiendo accidentes en la ruta
de tus falsos escrutinios,
ya ni te apetezco. Me despido.

Parto entonces desde ti muy decepcionado
Acotado con fronteras
con el ruido amancebado de bocetos
mientras vuelo más allá de la inmensa cordillera.

Mis puños apretados no son alas desplegadas
son turbinas que sueltan las inercias
que produjo tu porfía y fría despedida
al distante incendio prometido
y para el cual usé mi mejor traje de bombero
como un santo mártir dispuesto al inmolado
verbo de un te quiero
que no alcanzó a emprender su breve vuelo.